Un 20 de Enero de 1539 Juan de Dios sintió que el Señor le llamaba para una misión concreta, ser profeta de la Misericordia entre los más pobres y enfermos de Granada. Y dando un giro en su vida, se puso en camino para anunciar con su vida al Dios que acompaña y está junto a su pueblo especialmente junto a los más débiles. De esto hace ya 470 años que sucedió.
"El caso es que participaba en la vida de fe que, en aquella época, era lo normal en España y, en especial, en Granada. Dentro de toda la “movida” de mercaderes, aventureros, navegantes de las colonias, artesanos, extranjeros…, se llevaban a cabo de vez en cuando, lo que hoy llamaríamos charlas o conferencias; y un 20 de Enero de 1539, fue allí Juan de Ávila
El tema de la “charla” del día era el evangelio del seguimiento en que Jesús dice a los suyos que “dejen todo y lo sigan”.
La cuestión es que a Juan le pareció que aquellas palabras eran para él en concreto, aunque estuviera rodeado de muchas personas, y sintió algo muy extraño dentro de sí mismo. No se le ocurrió otra cosa que salir corriendo, como alucinado, gritando que había que seguir a Jesús.
El resultado fue inmediato: lo detuvieron en la misma calle y lo llevaron al Hospital Real. En este establecimiento se encerraba a todos los maleantes, sospechosos, enfermos prostitutas, revoltosos, ladrones, etc…
Cuando Juan vio cómo se trataba allí a estas personas dispuso repasar su vida, mientras observaba los rostros de todos los presentes. Advirtió claramente su llamada En el manicomio en que se encontraba recluido, Juan se desempeñó como voluntario y lo hacía tan bien que, en poco tiempo, lo dejaron en libertad. Su “locura” era de otro tipo. Entonces, comenzó otro recorrido, otra etapa, en la vida de Juan Ciudad"
El tema de la “charla” del día era el evangelio del seguimiento en que Jesús dice a los suyos que “dejen todo y lo sigan”.
La cuestión es que a Juan le pareció que aquellas palabras eran para él en concreto, aunque estuviera rodeado de muchas personas, y sintió algo muy extraño dentro de sí mismo. No se le ocurrió otra cosa que salir corriendo, como alucinado, gritando que había que seguir a Jesús.
El resultado fue inmediato: lo detuvieron en la misma calle y lo llevaron al Hospital Real. En este establecimiento se encerraba a todos los maleantes, sospechosos, enfermos prostitutas, revoltosos, ladrones, etc…
Cuando Juan vio cómo se trataba allí a estas personas dispuso repasar su vida, mientras observaba los rostros de todos los presentes. Advirtió claramente su llamada En el manicomio en que se encontraba recluido, Juan se desempeñó como voluntario y lo hacía tan bien que, en poco tiempo, lo dejaron en libertad. Su “locura” era de otro tipo. Entonces, comenzó otro recorrido, otra etapa, en la vida de Juan Ciudad"
Cada día, cuando tú te asomas a este BLOG AVOSOTROSMISMOS estamos intentando transmitir todo esto que Juan Ciudad vivió en su momento. Nos alegramos al ver que, día a día, el número de visitantes es mayor.
Seguro que este hecho concreto de una CONVERSIÓN de un personaje, lejano en la historia, puede también a ti y a mí, decirnos algo concreto para nuestra vida.
Ojala también nosotros nos dejemos tocar e interpelar por aquel que nos mueve y da sentido cada mañana a nuestra misión de HOSPITALIDAD.
Ojala también nosotros nos dejemos tocar e interpelar por aquel que nos mueve y da sentido cada mañana a nuestra misión de HOSPITALIDAD.
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