Sí, ya hemos vuelto a nuestra tierra después de haber peregrinado por los lugares que vieron nacer, caminar, trabajar y morir a Jesús de Nazaret.
La experiencia ha sido genial.
Lo compartido y vivido es infinito.
Aquellas gentes luchan por vivir en paz. Hemos conocido a nuestros hermanos cristianos que, en minoría, hacen lo posible por ser testigos.
Hemos podido compartir ilusiones y esperanzas con los trabajadores del Hospital Holy Family de Nazaret de San Juan de Dios.
Y...nos hemos asomado en aquel lugar en el que Moisés vio y soñó con la Tierra Prometida.
Y...desde allí hemos comprendido aún más que lla Tierra Prometida la hacemos cada uno en el día a día de nuestras vidas.
Vaya nuestro recuerdo, nuestra plegaria y agradecimiento a todas las gentes con las que hemos podido compartir estos días y especialmente a aquellas a las que los "nuevos muros" impiden ver el horizonte por completo.
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