"Éste es mi siervo a quien sostengo,
mi elegido en quien me complazco.
He puesto sobre él mi espíritu,
para que traiga el derecho
a las naciones.
No gritará, no alzará la voz,
no voceará por las calles;
no romperá la caña cascada
ni apagará la mecha que se extingue.
Proclamará fielmente la salvación
y no desfallecerá ni desmayará
hasta implantarla en la tierra" (Is.42, 1-7)
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