"Si yo tuviera que pedirle a Dios un don, un solo don, un regalo celeste, le pediría, creo que sin dudarlo, que me concediera el supremo arte de la sonrisa. Es lo que más envidio en algunas personas. Es, me parece, la cima de las expresiones humanas...la gente que ama mucho, sonríe facilmente. Un amargado jamás sabrá sonreír. Y menos un orguloso" (José Luis Martín Descalzo)
Personalmente comparto esta idea y, además, estoy convencido de que una sonrisa puede dar mucho de uno mismo a los demás, siempre que sale desde lo más hondo de la persona y, por supuesto, cuando no es falsa.
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