En este día, tradicionalmente, en muchos rincones del mundo se recuerda y se ora por aquellos que, un día, murieron y ya no están junto a nosotros.
De San Agustín, ofrecemos este bonito texto:
Morirse no es nada importante…
Sólo me he ido al cuarto de al lado
pero yo sigo siendo yo,
igual que tú sigues siendo tú,
seguimos siendo lo que éramos
el uno para el otro.
Sigue riendo
con lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí,
reza conmigo.
Que mi nombre se oiga en casa,
igual que siempre,
sin énfasis ni temor alguno.
La vida sigue significando
lo que siempre ha significado
es lo que siempre fue,
el hilo no se ha roto.
¿Por qué tendría yo que estar lejos
de tus pensamientos?
¿Simplemente porque tus ojos
no me ven?
No estoy lejos,
sólo estoy al otro lado del camino.
Todo va bien.
(San Agustín)
Sólo me he ido al cuarto de al lado
pero yo sigo siendo yo,
igual que tú sigues siendo tú,
seguimos siendo lo que éramos
el uno para el otro.
Sigue riendo
con lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí,
reza conmigo.
Que mi nombre se oiga en casa,
igual que siempre,
sin énfasis ni temor alguno.
La vida sigue significando
lo que siempre ha significado
es lo que siempre fue,
el hilo no se ha roto.
¿Por qué tendría yo que estar lejos
de tus pensamientos?
¿Simplemente porque tus ojos
no me ven?
No estoy lejos,
sólo estoy al otro lado del camino.
Todo va bien.
(San Agustín)
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