La catástrofe aérea de Los Alpes ha sido un golpe fortísimo para todos.
Los medios de comunicación, como en este tipo de situaciones especulan, tertuliean, e incluso a veces parece que luchan por tener los primeros la primera imagen terrible, más sangrienta, morbosa o más espeluznante.
Creo que tragedias de este tipo y en cualquier lugar del mundo nos siguen recordando la fragilidad del ser humano y que, a pesar de lo que nos creemos, somos muy vulnerables aunque podamos dominar infinidad de técnicas y conseguir grandes prodigios. Y esto se nos olvida.
Pero, por favor, no negociemos con el sufrimiento de las familias que lloran a sus seres más queridos perdidos de esta manera y, antes bien, podemos orar por ellos y ser solidarios.
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