¡Gracias!
Día tras día, somos
invitados a renovar nuestra fe.
Somos invitados a
vivir la revolución de la ternura como María, Madre de la Caridad.
Somos invitados a
«salir de casa», a tener los ojos y el corazón abierto a los demás.
Nuestra revolución
pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre projimidad, que se hace
siempre compasión y nos lleva a involucrarnos, para servir, en la vida de los
demás.
Nuestra fe nos hace
salir de
casa e ir al encuentro de los otros para compartir gozos y alegrías, esperanzas
y frustraciones.
Nuestra fe, nos saca de casa para visitar al
enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que ríe,
alegrarse con las alegrías de los vecinos.
Como María, queremos ser una Iglesia que sirve,
que sale de casa, que sale de sus templos, de sus sacristías, para acompañar la
vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad.
Como María, Madre de la Caridad, queremos ser
una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar
reconciliación.
Como María, queremos ser una Iglesia que sepa
acompañar todas las situaciones «embarazosas» de nuestra gente, comprometidos
con la vida, la cultura, la sociedad, no borrándonos sino caminando con
nuestros hermanos.
(Papa Francisco, con motivo de su visita a
Cuba, 22 septiembre 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario