De nuestro amigo Íñigo, sus MIRADAS:
PIDE Y SE TE DARA,
BUSCA Y ENCONTRARAS,
LLAMA Y SE TE ABRIRA,
PORQUE TODO AQUEL QUE PIDE
PORQUE TODO AQUEL QUE BUSCA
PORQUE TODO AQUEL QUE LLAMA
SE LE ABRIRA, RECIBIRA,
ENCONTRARA...
Claro que no siempre se sabe qué encontramos, qué recibimos, quién nos abre…
No quiero ser de los que se quedan quietos, esperando que la vida llegue, que el tiempo pase, que las noticias se cuenten.
No quiero ser de los indecisos, que siempre añoran lo no-escogido, que no disfrutan lo sí-elegido.
No quiero ser de los mudos, que temen no ser tenidos en cuenta o ser repetitivos en sus peticiones.
No quiero ser de los que no saben por sí mismos qué quieren (qué les mueve), de los que no viven en primera persona esperando que otro les devele su sueño.
No quiero ser de los que son de piedra, sin sentir el dolor, el frío, la ausencia, la indiferencia por miedo a resquebrajarse en la intemperie de cada encuentro.
No quiero ser de los que evitan el encuentro, porque saben que no pueden ocultar su rostro, sus manos.
No quiero… y sin embargo, cuantos veces SOY.
Saberse en camino es una propuesta para creer y crecer. En el camino nos encontraremos, nos re-conoceremos, nos (re)partiremos el pan y brindaremos del vino de la vida (a veces, afrutado, dulce o amargo). Y una vez más, sin saberlo, sin esperarlo, el corazón queda alentado para continuar.
Te deseo, como cada noche, como cada día: un alegre caminar.
Un cálido abrazo, IÑIGO
No quiero ser de los que se quedan quietos, esperando que la vida llegue, que el tiempo pase, que las noticias se cuenten.
No quiero ser de los indecisos, que siempre añoran lo no-escogido, que no disfrutan lo sí-elegido.
No quiero ser de los mudos, que temen no ser tenidos en cuenta o ser repetitivos en sus peticiones.
No quiero ser de los que no saben por sí mismos qué quieren (qué les mueve), de los que no viven en primera persona esperando que otro les devele su sueño.
No quiero ser de los que son de piedra, sin sentir el dolor, el frío, la ausencia, la indiferencia por miedo a resquebrajarse en la intemperie de cada encuentro.
No quiero ser de los que evitan el encuentro, porque saben que no pueden ocultar su rostro, sus manos.
No quiero… y sin embargo, cuantos veces SOY.
Saberse en camino es una propuesta para creer y crecer. En el camino nos encontraremos, nos re-conoceremos, nos (re)partiremos el pan y brindaremos del vino de la vida (a veces, afrutado, dulce o amargo). Y una vez más, sin saberlo, sin esperarlo, el corazón queda alentado para continuar.
Te deseo, como cada noche, como cada día: un alegre caminar.
Un cálido abrazo, IÑIGO
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