Querido Juan:
Hace unos días viajaba por tierras leonesas, en pleno Camino de Santiago.
Sin apenas darme cuenta, pasaste con tu mochila liviana tan deprisa que apenas te ví.
El CAMINO casi eras tú mismo.
La etapa en San Juan de Dios fue muy corta pero, estoy seguro, para ti y para tantos ¡TAN SIGNIFICATIVA!. Allí donde tú trabajaste tanto y tan estupendamente para aliviar a todos los pacientes terminales allí quisiste terminar tú...JUNTO A JUAN DE DIOS, A TU JUAN DE DIOS...
Juan: ¡nos has dejado!
¡Nos has dejado tantas cosas!
Una semana antes de que tu muerte llegase, comimos juntos unos "piononos" granadinos que tu hermano había traído desde Granada.
Te aseguro, Juan, que será el mejor y más dulce "pionono" que comeré en toda mi vida....Fue un momento tan especial, tan profundo y...tan lleno de vida. ¡Sí, de VIDA!
Me comentaste "cuánta ESPERANZA habíamos sembrado por aquellos pasillos del Oncológico hace muchos años", y así fué y, me atrevería a añadir que, ahora, aún más.
Te diría aún muchas cosas más, pero creo que en esa tarde de los "piononos" nos dijimos TODO.
Sé que seguirás muy cerca de nosotros (todos los tuyos que somos muchos).
Ahora, todavía muy tocado por tu "ausencia" sólo sé decirte lo que siento con la letra de una canción de Miguel Bosé:
"Te amaré, te amaré
porque fuiste algo importante
te amaré, te amaré
cuando ya no estés presente
seguirás siendo costumbre y te amaré.
Al caer de cada noche esperaré
a que seas luna llena y te amaré
y aunque queden pocos restos
en señal de lo que fue
seguirás cerca y muy dentro te amaré.
Te amaré, te amaré
a golpe de recuerdo
te amaré, te amaré
hasta el último momento
a pesar de todo, siempre te amaré...."
¡GRACIAS, JUAN, POR TANTAS COSAS!
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