Llevo mucho tiempo pensando, dando vueltas a algo que, creo, debería ser más sencillo.
Se trata de vivir la gratuidad. Ser todos más gratuitos.
En nuestro día a día, en nuestra vida de familia, en el trabajo, en nuestros grupos, en nuestra Iglesia.....
¿Realmente es tan difícil poder no esperar nada a cambio? O, mejor dicho, ¿Es connatural al ser humano el esperar siempre alguna recompensa por lo que hacemos o damos?...
Por mi parte, me resisto a esto último.
Desde la vida, desde los gestos, desde los detalles y...a pesar de todo, sigo apostando por ser reflejos y signos de lo gratuito.
¡Ah! Se me olvidaba.
Aparentemente desde lo desprendido y gratuito no se "consigue nada" de lo que relumbra en la sociedad pero...a la larga "se gana mucho" en humanidad, en cercanía, en limpieza de corazón....en paz, armonía, serenidad....
2 comentarios:
Yo añadiría algo más Juan Antonio... Se gana más en Dios... ¿no crees?...
Un abrazo. Javier Gil
Estoy de acuerdo Javier, pero creo firmemente (y así lo vivo) que Dios pasa NECESARIAMENTE por los demás y desde los demás....¡Gracias!
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