Os sigo reproduciendo algunos testimonios de personas que ante situaciones crudas de la vida se posicionaron de otra forma ante la misma.
"Vivía por y para los demás. Me dedicaba a cuidar y agradar a quienes me rodeaban, pensando que así me darían el afecto que yo no me estaba dando a mí mismo. Sin embargo, cada vez me sentía más angustiado y triste. A los 21 años sentí que mi vida era un laberinto sin salida. Estuve a punto de suicidarme. Pero no lo hice por respeto a mi familia. Me encerré en el baño de mi casa y estuve llorando tres horas sin parar. Allí toqué fondo. Y fue entonces cuando me dije a mí mismo que iba a salir de aquella situación. Hice terapia durante un año. Creo que fue lo primero que hacía por mí mismo. Me dí cuenta de que el amigo que había estado buscando afuera se encontraba dentro: era yo mismo. Y esta revelación me llevó a aprender a aceptarme y quererme tal como soy. A día de hoy siento que me tengo a mí mismo y me siento lleno de alegría y amor. Y es precisamente esta dicha la que me mueve a acompañar a otras personas en el proceso de cambio y crecimiento interior. Estamos aquí para aprender" (Jordi Muñoz, 31 años, entrenador personal). Estas experiencias son una serie de tres entregas que está haciendo EL PAÍS SEMANAL sobre el tema del Crecimiento Personal
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