Parece que no somos siempre capaces de dialogar.
Los temas nos resulta más fácil solucionarlos decidiendo entre cara o cruz....
Lo uno o lo otro.
El problema es quién decide, cómo se decide y por qué se decide, y, sobre todo, sobre quiénes repercute nuestra decisión....
¡Qué fácil es imponer!
¿Cuesta tanto ser tolerantes, respetuosos y dialogantes?
Dice el Evangelio que quien es de fiar en lo poco será de fiar en lo mucho.
Con estos temas culturales y cotidianos sucede igual . ¿Qué pasará respecto a temas verdaderamente fundamentales?
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