"Un día Buda estaba sentado con sus monjes.
Se acercó un afligido granjero: ¨Hermanos, ¿han visto ustedes mis vacas?¨. Buda respondió: ¨No, no las hemos visto¨. El granjero continuó diciendo: ¨Estoy afligido. Tenía solo doce vacas y ahora han desaparecido. ¿Cómo voy a sobrevivir?¨.
Buda le mira con compasión y dice: ¨Lo siento, amigo mío, no hemos visto tus vacas. Quizás quieras buscar en otra dirección¨. Después de que el granjero se hubiera ido, Buda se dirigió a los monjes, les miró fijamente, sonrió y les dijo:
¨Queridos hermanos, ¿no sois conscientes de lo afortunados que sois?. No tenéis ninguna vaca que perder¨".
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