En este Blog un HERMANO HOSPITALARIO DE SAN JUAN DE DIOS" vuelca sus experiencias, intuiciones, vivencias, sueños, oraciones, etc...desde la propia vida y pretende ser un vínculo y cauce de comunicación entre quienes vibren y compartan el mundo de la Solidaridad y Hospitalidad desde San Juan de Dios y todas sus gentes en cualquier lugar del mundo. Y, como él, abiertos a cualquier opinión, idea, sugerencia que busque el desarrollo y humanización de toda persona.
CONTAGIANDO HOSPITALIDAD
JUNTOS CONTAGIANDO LA HOSPITALIDAD DE SAN JUAN DE DIOS
24 mayo 2007
Voluntariado
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
Hace unas semanas he realizado una experiencia de solidaridad en el Centro San Juan de Dios en Valladolid. Fueron dos semanas de trabajo, de donación, de alegría, en encuentro con Dios en los necesitados. Todos los días tenía como pequeño trabajo despertar a dos muchachos. Luego debía afeitarlos, vestir a uno de ellos. Luego en el comedor dar el desayuno a x, que por su situación no puede llevar la cuchara a la boca. Aprendí a amar, a valorar la vida, a ser compasivo, a estar al servicio del necesitado, a esperar, a acompañar, a veces en silencio. En ningún, momento tener lástima de nadie, pues creo que más de una vez “ellos” debieran tener lástima de nosotros, que nos creemos tan normales.
Luego a partir de las 9 a los talleres a aprender ayudando. Tener paciencia para hacer más despacio las cosas. Para dar oportunidad que el otro haga. Aprender a ver en el otro a Dios, en el discapacitado. Así hasta la 1:30. Luego, servir el almuerzo a los muchachos. Darle a cada quien el alimento. Y luego con la comunidad, a rezar, y a comer. A las 3 de la tarde, nuevamente al taller, hasta las 5. Y luego descansar un poco.
Fui un hermano más de la comunidad de San Juan de Dios. Seguí en todo momento su ritmo de vida (oración, comidas, etc). Aprendí a ver en estos hermanos mayores unas personas que aman con “un amor de madre” a sus muchachos. ¡Cómo se desviven por ellos!
También tengo que agradecer a Dios la vida de las monitoras con las que pude compartir estos días en los talleres (Raquel, Bea, Ana, Cristina, y otros más). Son muchachas alegres, que aman a sus muchachos entrañablemente.
En resumen, ha sido una experiencia maravillosa de servicio, de amor, de amistad, de compromiso, de aprender.
2 comentarios:
Hace unas semanas he realizado una experiencia de solidaridad en el Centro San Juan de Dios en Valladolid. Fueron dos semanas de trabajo, de donación, de alegría, en encuentro con Dios en los necesitados. Todos los días tenía como pequeño trabajo despertar a dos muchachos. Luego debía afeitarlos, vestir a uno de ellos. Luego en el comedor dar el desayuno a x, que por su situación no puede llevar la cuchara a la boca. Aprendí a amar, a valorar la vida, a ser compasivo, a estar al servicio del necesitado, a esperar, a acompañar, a veces en silencio. En ningún, momento tener lástima de nadie, pues creo que más de una vez “ellos” debieran tener lástima de nosotros, que nos creemos tan normales.
Luego a partir de las 9 a los talleres a aprender ayudando. Tener paciencia para hacer más despacio las cosas. Para dar oportunidad que el otro haga. Aprender a ver en el otro a Dios, en el discapacitado. Así hasta la 1:30. Luego, servir el almuerzo a los muchachos. Darle a cada quien el alimento. Y luego con la comunidad, a rezar, y a comer. A las 3 de la tarde, nuevamente al taller, hasta las 5. Y luego descansar un poco.
Fui un hermano más de la comunidad de San Juan de Dios. Seguí en todo momento su ritmo de vida (oración, comidas, etc). Aprendí a ver en estos hermanos mayores unas personas que aman con “un amor de madre” a sus muchachos. ¡Cómo se desviven por ellos!
También tengo que agradecer a Dios la vida de las monitoras con las que pude compartir estos días en los talleres (Raquel, Bea, Ana, Cristina, y otros más). Son muchachas alegres, que aman a sus muchachos entrañablemente.
En resumen, ha sido una experiencia maravillosa de servicio, de amor, de amistad, de compromiso, de aprender.
(Jesús, un Hermano Marista)
Estimado Jesús:
¡Gracias! por tu comentario y...¡Encantados de SER HERMANOS!
Un abrazo
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