Tomado de LA TRONERA de Antonio Gala, en el diario EL MUNDO del lunes 24:
"Si se quiere poner remedio a la embriaguez, al manejo del sexo, a los botellones y a las drogas, no bastará con prohibirlos. Porque son la lógica consecuencia de una insatisfacción contra la realidad que rodea a los que caen en ellos: un disgusto frente al mundo en que viven y a la personalidad que tienen hoy, provocadas por una educación insuficiente o desviada y una familia inútil. Si el mundo que nos rodea fuese atractivo, o tolerable y comprensible por lo menos, no se producirían reacciones en contra ni los individuos estarían tan deseosos de olvidarlo o de escapar de él. Es difícil que, desde fuera o desde arriba, se desee comprender algo tan evidente. O que se creen sistemas formativos para remediar una situación en que la fuerza no sirve ni comprende. Y que viene de tan atrás que a los gobernantes les da miedo pensarlo. O quizá reconocer su absoluta impotencia. Una democracia auténtica, para no transformarse en una dictadura, ha de formar o hacer formar a sus miembros previamente en las normas de la convivencia."
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