
Francisco de Asís acuña una nueva forma de anunciar: los “Lauda”, cantos de alabanza a Dios, cantos de alegría y agradecimiento. Él escribe a los Hermanos en el libro fundacional: “Nosotros somos siervos del Señor, otra forma de trovadores del Señor, cantantes ambulantes y gentes divertidas, que mueven el corazón del ser humano y quieren elevarlo a la alegría espiritual.” Los Hermanos contaban que él se preocupaba de tomar dos palos, uno como violín, el otro como arco. Con ellos él jugaba con desbordante alegría. Él quería ganar a las personas para Cristo, no con gestos moralizantes amenazadores, sino de una forma suave según el modelo de su Maestro Jesús: “Yo soy manso y humilde de corazón.” (Mt 11). Los ateístas dicen con fuerza: “La fe en Dios quita la alegría de vivir.” Francisco demuestra lo contrario: La fe en Dios fortalece la alegría de vivir, porque se trata de una alegría, de la que Jesús dice en la despedida: “Nadie os la podrá quitar” (Jn 16).
1 comentario:
"Nadie os la podrá quitar" que bonito y que verdad y eso, creo que les hace enfurecer más porque no llegan a comprender la alegría ni la pueden quitar.
"manso y humide" para que devir más... mañana me voy a trabajar mansa ante los que me ataquen , iré más mansa ...
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