Escucharemos bastantes veces, hoy, que se celebra el aniversario de la catástrofe del terremoto en Haití.
Es bueno recordar el sufrimiento de muchos pero, especialmente es bueno si se hace para hacernos más sensibles a ese sufrimiento; si se hace para tener en cuenta nuestro propio ritmo de vida frente al ritmo "de mínimos" de otras gentes en el mundo, en definitiva si se hace para lograr un mayor compromiso no solo en respuestas puntuales de ayuda sino en un auténtico movimiento de cambio cultural.
De lo contrario, creo que podemos caer en el efecto "espectáculo" de todo lo que acontece en nuestro mundo..
1 comentario:
NOTA DE MANOS UNIDAS:
En Haití todo está por hacer
Recorrer las calles de Puerto Príncipe doce meses después del terremoto que sembró de muerte y destrucción gran parte del país caribeño, es transitar por un escenario todavía dantesco. Son muchos los escombros que no han sido retirados y la mayoría de los edificios conservan las huellas del paso de la tragedia. Las aceras, los parques, los jardines… siguen albergando miles de tiendas, campos de desplazados en los que la gente se empeña en retomar una vida que ya nunca volverá a ser la misma.
Las carencias son innumerables. Casi tantas como habitantes tiene el país. De una u otra manera, todos han terminado siendo víctimas directas o indirectas de la catástrofe. En Haití está todo por hacer: en el ámbito de la educación, de la salud, de la gobernabilidad, en el aspecto productivo y en el de la infraestructura: las carreteras, la vivienda, la recogida de basuras, el cuidado del medio ambiente… Todo.
A lo largo de este año hemos podido constatar que nuestros socios locales se han visto desbordados por tener que atender no sólo lo que era su ámbito de actuación antes del terremoto, sino también otras muchas necesidades surgidas hace doce meses. Sabemos que han tenido que responder a este incremento del trabajo con una disminución de medios materiales, estructurales, y humanos.
En Manos Unidas, a pesar de la lentitud, del desorden y el desgobierno, seguimos creyendo que esta situación no es fruto del temblor, sino de las grandes carencias estructurales derivadas de doscientos años de injusticias de toda índole permitidas, cuando no provocadas, por la comunidad internacional.
Por eso, creemos que es hora de llevar la justicia a Haití. Es el momento de poner en marcha nuestros esfuerzos, cada uno en su ámbito de actuación, para intentar revertir esa tendencia y garantizar el disfrute de los derechos humanos básicos para todos los haitianos.
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