"Qué alegría, vivir
sintiéndose vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
....
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte"
(Pedro Salinas)
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