Hoy el mundo cristiano recordamos y celebramos de una manera especial a todos nuestros difuntos. A los que ya no vien físicamente junto a nosotros.
Las opérdidas siempre producen dolor, desgarro y tristeza.
Desde nuestra fe está la esperanza en la resurrección y, desde ahí,hay otro color que, sin eliminar la experiencia de pérdida sí le da otro color. Por eso aunque parezca que no estamos "todos", sí lo seguimos estando, en comunión.
Que el recuerdo grato de los buenos y felices momentos vividos juntos sea siempre un estímulo para estar a bien con todos.
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