¿Quién no pasa por temporadas malas? ¿Quién vive en un mundo de porcelana? ¿Quién camina sin horas oscuras? A todos nos llegan momentos en los que los problemas se agolpan. Unas veces es en forma de conflictos que nos llenan de preocupación. Otras veces nos golpean fracasos inesperados. Hay ocasiones en que nos falla la gente, hasta sin quererlo, sin poder evitarlo, tal vez sin saberlo... Y entonces nos invade la inquietud, nos martillean las sienes con la preocupación, las preguntas, las dudas y el sin sentido... Aprender a ser fuertes en esos momentos no es hacernos impermeables o impasibles. No es revestirnos de una capa de dureza que nos haga inmunes a las tormentas. No es compensar los problemas con otras satisfacciones, ni negar que existen, pues muchas veces son dolorosamente reales. Ser fuertes es ser capaces de caminar, aun heridos; de creer, aun agitados; de amar, aun vacíos. (Publicado en pastoral.sj)
2 comentarios:
¡ Que fuerte! "lo clava" me encanta. Es tal cual.
Un mensaje muy reconfortante y motivado. Gracias!
Publicar un comentario