"Cuenta una historia que el joven rey de un imperio lejano se cayó un día de su caballo y se rompió las dos piernas. A pesar de disponer de los mejores médicos, ninguno consiguió devolverle la movilidad. No le quedó más remedio que caminar con muletas. Debido a su personalidad orgullosa, mandó publicar un decreto por el cual se obligaba a todos los habitantes a llevar muletas. Las pocas personas que se rebelaron fueron arrestadas y condenadas a muerte. Desde entonces, las madres enseñaron a sus hijos a caminar con muletas en cuanto comenzaban a dar sus primeros pasos.
Como el monarca tuvo una vida muy longeva, muchos habitantes desaparecieron llevándose consigo el recuerdo de los tiempos en que se andaba sobre las dos piernas. Años más tarde, cuando el rey finalmente falleció, los ancianos que todavía seguían vivos intentaron abandonar sus muletas, pero sus huesos, frágiles y fatigados, se lo impidieron. A veces trataban de contarles a los más jóvenes que años atrás la gente solía caminar sin utilizar ningún soporte. Pero los chicos solían reírse de ellos.
Movido por la curiosidad, un día un joven intentó caminar por su propio pie, tal y como los ancianos le habían contado. Al caerse al suelo constantemente, pronto se convirtió en el hazmerreír de todo el reino. Sin embargo, poco a poco fue fortaleciendo sus entumecidas piernas, ganando agilidad y solidez, lo que le permitió dar varios pasos seguidos. Su conducta empezó a desagradar al resto de habitantes. Al verlo pasar, la gente dejó de dirigirle la palabra. Y el día que el joven comenzó a correr y saltar, nadie lo dudó; todos creyeron que se había desquiciado por completo. En aquel reino, donde todo el mundo sigue llevando una vida limitada con muletas, al joven se le recuerda como ¨el loco que caminaba sobre sus dos piernas¨"
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