La conocimos hace algo más de 5 meses, en Barajas. Compartimos con ella algunas de las 4 horas de espera y en ese tiempo nos contó parte de su historia. Nos contó que volvía de visita a Ecuador después de 4 años, nos contó que en todo ese tiempo no había visto a sus dos hijos (un hijo de 15 y una hija de 8), nos contó las costumbres de sus gentes (y fue como empezar a estar ya allí)... y nos costó la historia de una bata, una historia que era sólo suya, pero que compartió con nosotros (y que desde entonces recuerdo a menudo) y que ahora traigo aquí para quien la quiera escuchar:
"Llegué a España sin trabajo y por mediación de una conocida fui a una casa donde la señora me recibió muy bien, le pareció bien que empezara a trabajar allí y me dio la bata que sería mi uniforme en el trabajo. Y entonces fui al baño a ponérmela, pero no podía. No podía porque recordaba mi trabajo en la Administración en Ecuador al que acudía a diario en traje chaqueta. En el baño me miré al espejo y lloraba. No me sentía capaz de ponerme la bata... Salí del baño y le dije a la señora que me perdonara, que mañana me la pondría, que hoy no... Y la señora muy amable me dijo que le parecía bien y así fue como al día siguiente empecé a trabajar en esa casa, con la bata, con unos niños a los que adoro y con una familia gracias a la cual pueden comer mis hijos y puedo comer yo"
Quizás ninguno de nosotros haya tenido que cambiar "trajes de chaqueta" por "batas" (o sí), pero ójala con esta historia sepamos entender un poco más a todos aquellos que dejan atrás lo que más quieren para intentar encontrar una vida digna entre nosotros...
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