Siempre me ha impresionado lo que dice Jesús acerca de una frase parecidaa nuestro lema:
"De la abundancia del corazón hablan las manos".
Es decir, que no son los ojos, es más bien el corazón, lo que a Cristo le interesa y lo que Cristo nos pide que cambiemos.
Si nuestro corazón reboza de alegría, será alegría lo que transmitimos. Si reboza amargura y desconfianza, esto será lo que comuniquemos a los demás. Si nuestro corazón está lleno de envidias y de odios, pronto o tarde el menor pinchazo o contradicción hará que nuestras acciones reflejen frutos destructivos en la revancha, en la crítica, en la indiferencia, hacia otras personas.
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