En vísperas del Día Internacional del Voluntariado transcribo un comentario de una Voluntaria junto a personas en prisión:
"Abrí el maletero del coche y me quité todas las joyas, reloj incluido. Dejé el billetero, saqué la llave del coche del llavero repleto de llaves que representaban el acceso a las ocupaciones de mi vida.
Tomé el permiso que estaba en mi cartera. Fue un extraño ejercicio sumamente poderoso...Tu educación y tus títulos ya no te sirven. A nadie le importan. Tu nivel de ingresos es irrelevante. Las apariencias son peligrosas. Por el detector de metales no pasa más que quien realmente eres"
Me parece una muy interesante reflexión a partir de un hecho sumamente cotidiano, no sólo en las cárceles, para tantos miles de personas al día.
¡Gracias, Paula a ti por este testimonio y a tantos y tantas que, voluntariamente de verdad, hacéis que lo duro pueda ser algo más llevadero!. En San Juan de Dios llevamos viviendo esta realidad junto a Voluntarios y Voluntarias desde hace más de 500 años.
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