Desde nuestros amigos de pastoralsj reflejo aquí un comentario que me parece interesante y, sobre todo, en clave de diálogo, cercanía y hospitalidad hacia un tema ( mejor dicho, hacia unas personas) sobre el que se va haciendo cada vez mñás necesario expresar actitudes y gestos.
Orgullo gay
Hay quien lo aplaude y quien lo detesta. Hay quien considera que un desfile como el que suele recorrer las calles de algunas capitales, es una horterada que ayuda poco a legitimar a los homosexuales. Hay quien, en cambio, defiende que es una forma de gritar con rebeldía y descaro contra la represión que tuvieron que sufrir durante mucho tiempo y que, aún hoy, hace que muchos hombres y mujeres vivan su orientación a escondidas por miedo al rechazo. (Sí, hoy en día, también).
Lo que parece claro es que, al margen de desfiles o “días de…” lo que subyace es la intención de reivindicar una causa. En este caso, la integración e igualdad de los homosexuales. Es importante separar formas y fondos. La forma de esa reivindicación – el desfile, su buen o mal gusto y si es eficaz o contraproducente- es opinable. El fondo, el respeto a cada persona en su diferencia y su situación, debería ser indiscutible.
En ámbitos eclesiales necesitamos, ya, decir una palabra distinta. Salir de las eternas discusiones que pivotan en torno a un término pero terminan evitando ir a la verdadera cuestión: Hay personas homosexuales. No lo han elegido. Tampoco quieren vivir avergonzados por ello. Y sienten que la doctrina católica es insuficiente al no plantearles otra opción que un celibato que, si no se vive como vocación, niega algo de lo fundamental de las personas. No se sienten mejores, ni peores. De hecho, no son ante todo “homosexuales”. Son Javier, Ana, Enrique, Elena, Antonio… Unos son promiscuos, otros no. Unos son frívolos, otros no. Unos son creyentes, otros no. (Como los heterosexuales). Solo que resulta que ellos, entre otras cosas, viven atraídos hacia personas de su mismo sexo. Hay muchas personas y grupos en la Iglesia que ya han sido capaces de dar ese paso hacia la acogida, el respeto, la comprensión y la igualdad. Pero se va haciendo necesario, de veras, que la Iglesia dé un paso más para abrazar, también desde el magisterio, cada historia, cada realidad, a cada persona, en su unicidad. Con el amor incondicional de quien a todos ama sin distinción.
7 comentarios:
no me parece correcto tratar estos temas en este tipo de blog y menos valorar la forma de manifestarse y de revindicar los derechos de las personas tal cual lo hacen
¿Porqué no? Es un tema de reciente actualidad y está siendo analizado desde una postura evangelica.
Deberíamos preguntarnos ¿Cómo actuaría Jesús con ellos?
¿Qué tipo de blog es este? Lo pone bien claro en la portada - "Se trata de un blog que nace en "JOVENES SAN JUAN DE DIOS" y pretende ser un vínculo y cauce de comunicación entre jóvenes y no jóvenes todos relacionados con el mundo de la Solidaridad y Hospitalidad desde San Juan de Dios y todas sus gentes en cualquier lugar del mundo."
Me parece el sitio idóneo para hablar de la Solidaridad y Hospitalidad que debe existir entre todo grupo, incluidos los homosexuales.
si lees bien esto, anonimo uno verás que justo NO valora la forma de manifestarse y de revindicar. dice que es opinable,,, esto es lo que dice: -"Es importante separar formas y fondos. La forma de esa reivindicación – el desfile, su buen o mal gusto y si es eficaz o contraproducente- es opinable. El fondo, el respeto a cada persona en su diferencia y su ..."
hay que abrir la mente los ojos y dejar esquemas arraigados dentro de las mentes por tema de educación, cultura.... son personas, son personas y como todas las personas , hay discretas y personas no discretas...personas
¿anonimo 1(uno) ¿tú que prefieres un politico gay, que lleve su vida tan normal con su pareja que sea inteligente en su trabajo, que se dedique al pueblo... o un heterosexual que sea un corrupto, que sea infiel...? yo prefiero una persona que luche, que sea inteligente para llevar nuestros impuestos a buen cauce......
¿Con quien hay que ser hospitalario?
Muchas gracias!!
Creo que es la primera vez que leo algo sobre la homosexualidad desde la fe cristiana que no los tacha y aparta de la gente "normal", que les respeta como personas, porque no se nos puede olvidar que ante todo son personas y en su mayoría buenas personas, con sus sentimientos, sus dudas, sus miedos, como cualquier otro ser humano.
Gracias Juan Antonio por no dar la espalda a una gran realidad.
Estimad@ anónim@ 1:
Siento que, por el anonimato, no pueda llamarte por tu nombre. Simplemente he reproducido unas ideas, creo, extremadamente respetuosas y, sobre todo comprometidas con el otr@.Creo, profundamente, que la Hospitalidad no puede tener barreras de gestos ni de mentes. Jesús NUNCA rechazó a nadie y menos aún a los más desfavorecidos, más alejados y/o menos comprendidos. En este sentido, conozco a muchas personas creyentes, cristianas y católicas que chocan enormemente no solo con normas y doctrinas sino con personas que, desde su fe, rechazan al otro. Personalmente he querido que mi vida sea un servicio, una denuncia y una entrega a quienes más sufren y, en este sentido, conozco, he acompañado a personas homosexuales que, por su condición sexual, sufren enormemente por no poder vivir y compartir su fe.La cercanía, el abrazo y la ternura de Dios son para tod@s y no solo para los que "yo" adimita en "mi" reserva, creo, pero admito y respeto otras posturas. Desde ahí, y solo desde ahí, he colgado este artículo (que sigo compartiendo) y que, por cierto firma Ender. Un abrazo.
A mi me enseñaron a vivir la sexualidad de una forma vital que no incluye la relación sexual (para entendernos física, genital) fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer
Nunca jamás me enseñaron a despreciar o infravalorar a nadie, bajo ningún concepto.
Me insistieron en que debía aprender a amar a todos, hasta el extremo (incluso a aquel que me parte el corzón o destroza la vida de los que quiero... uff que difícil, a veces casi imposible).
No entiendo porque hay quien dice que si yo afirmo que toda relación sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer, no conduce a la felicidad, implica que odio y desprecio a las personas que no comparten esta idea y o que actúan en consecuencia
No soy ingenua y sé que hay personas que disfrutan condenando a los otros. Gente así la hay dentro, fuera y en medio de la iglesia. Personas que odian, y que no se enteran , no saben o no quieren entender lo que la Iglesia dice. Tiene a la Iglesia más que como Madre, como suegra, buscando siempre el conflicto en sus palabras, en vez de intentar entender su sentido como un hijo adulto que confía en la experiencia de su madre.
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