Íñigo que siempre colabora con nosotros, nos escribe esta bonita carta desde la experiencia fuerte, entrañable y cercana que está viviendo junto a su padfre enfermo.
Seguramente que nos ayudará a más de uno.
¡ESKERRIK ASKO ÍÑIGO!
Recordando... la fragilidad de la salud
El primer gran regalo que recibimos con el llanto que nos da la vida, sin lugar a dudas, es una delicada salud que hemos de fortalecer e ir conociendo...
Como ya sabes desde el pasado jueves 16 de abril, de nuevo, el hospital es nuestra sede familiar. Aita ingresó como revisión urgente / preferente recomendada por sus delicados pies diabéticos (ya son 15 los meses desde su primera “queja”).
Los días vienen y van, entre noticias y desnoticias desde la habitación 114. Las dos piernas "están perdidas" (los doctores señalan que la amputación bilateral es necesaria) aunque no hay fecha de intervención.
El ánimo se trastoca, resurgen temores, se baten las percepciones encontronadas. Y más allá del resultado previsible, está cómo vivimos la espera y en ella nuestro mundo de relaciones y significados.
Mi deseo, como hijo, como acompañante, como mediador, como negociador, como enfermero, como ... es estar, es tomar de la mano en un carrera de fondo a ritmo de la vida de cada día.
Confieso que internamente siento desgana, silencio, miedo, rabia, profundo y delicado respeto. Pero seguimos.
La salud es un regalo frágil y tarea del día a día.
Como apunta Kübler-Ross al hablar sobre el duelo, sobre las pérdidas vitales que acompañan nuestro transitar, éste es un paso a través de 5 fases: de negación, de ira, de negociación, de depresión y de aceptación. Creo que me he vuelto a subir a la montaña rusa de las emociones, y sólo el tiempo nos irá esclareciendo el camino por el que andar.
Son variadas las expresiones de cercanía y de discreta presencia, que igualmente sienten la dureza de estas buenas nuevas (que se tornan amargas). ¿Cómo acompañar una vida y tantos relatos en el tiempo que se nos da y con el corazón que llevamos? ¿Cómo no trasgredir el miedo y el temblor que nos invade? ¿Cómo serenar tanto dolor físico y anímico si fallan las fuerzas del corazón?
¡Qué importante es aprender a cuidarse y a cuidarnos!
¡Qué importante es darse tiempo par ir poco a poco pensando sobre cómo afrontar los acontecimientos, cuidándonos unos a los otros!
¡Qué importante es no anticiparse ni sufrir gratuitamente lo que aún no es y puede ser de otro modo!
¡Qué importante es confiarse en las manos de aquel que nos acompaña!
¡Qué importante es descansar y anhelar la serenidad, y no tanto el cambio del rumbo de las circunstancias que son las que son!
¡Qué importante es aplazar las valoraciones y los enjuiciamientos pasados, porque ahora es el tiempo de estar presente y acoger la vida con delicada firmeza!
¡Qué importante es saber reconocer los signos de vida y de alegría para compartir y hacerlos fecundos!
Como bien me dice, Carmen, tenemos una capacidad asombrosa para disfrutar de lo bueno y para aguantar lo malo. “Aunque todas las ramas del árbol se mueven, sin embargo, cada rama se mueve por una razón (de mi querida Espe).
¡Es tiempo para acompañar y tomar de la mano!
Recibe un cálido abrazo, Iñigo.
1 comentario:
es muy bonito,muy duro y real
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